
Esta preciosa ciudad sorprende por lo rápido que te hace sentir como en casa. Lo sencillo que resulta moverse en transporte público, sus omnipresentes tranvías 4-6-2..., tus 3 líneas de metro, las cortas distancias, el Danubio como eje y resultado de un bello tijeretazo que corta dos escenarios: Buda, natural y tranquilo, con su pintoresca pendiente y su barrio del Castillo, su propia estatua de la libertad, la Iglesia de Matías en lo alto, el Palacio Real y la galería nacional de arte junto a el... Y por otro lado Pest, con el precioso Parlamento, su plaza Octogon, el Museo del Terror (creado para conmemorar a las víctimas de los regímenes comunistas y nazis), la plaza de los Héroes (Hösok tere), sus "ruin pubs", restaurantes, bares y discotecas, los bonitos mercados, la Ópera, el Ludwin Museum...
Y en el mismo río son ocho los puentes que lo cruzan, aunque los mas conocidos son el de las Cadenas, el de Elizabet y el de Margarita. Junto a este último en encontramos Margrit Sziget, una preciosa isla (quizá el sitio de recreo mas frecuentado por los habitantes de Budapest) donde podemos encontrar infinidad de árboles y pájaros.
Ah! y no hay que dejar de visitar alguno de los balnearios o centros de aguas termales (en ambas partes de la ciudad) tanto para disfrutar del relax de sus piscinas (saunas y baños turcos...) como gozar con la belleza de sus fuentes, columnas...

Esta preciosa ciudad sorprende por lo rápido que te hace sentir como en casa.
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que de acuerdo estoy contigo Andrés....en todo